El Sporting de Gijón sufrió una derrota dolorosa este domingo en El Molinón, al caer 3-4 frente al Albacete en un partido que se rompió en los minutos finales.

Un partido con dos caras

El arranque fue esperanzador para el Sporting. Dubasin abrió el marcador tras aprovechar un error del guardameta rival, y poco después Gelabert y Gaspar Campos ampliaron la ventaja hasta situar el 3-1 en el marcador al filo del descanso. El equipo transmitía seguridad y parecía encaminado hacia una tarde de celebración en El Molinón.

Sin embargo, tras el paso por vestuarios el encuentro cambió por completo. El Albacete reaccionó con un gol de Agus Medina que devolvió la incertidumbre al choque. En los últimos minutos, Morcillo se convirtió en protagonista al firmar el empate y, ya en el tiempo añadido, transformar el penalti que selló la remontada visitante.

Qué deja para el Sporting

La derrota duele no solo por el resultado, sino también por pasar de la alegría de una goleada a caer derrotado. El Sporting mostró pegada y capacidad ofensiva, pero volvió a sufrir en defensa y le faltó control para cerrar un partido que había tenido de cara. El equipo encadena así una nueva jornada sin victoria y necesita reencontrarse con la solidez para recuperar el rumbo.

El temple de El Molinón y la afición sportinguista

Pese al desenlace, El Molinón volvió a vibrar como el gran templo rojiblanco. La afición sportinguista empujó de principio a fin, celebró cada gol y acompañó en la frustración de los últimos instantes. La derrota fue dura, pero el compromiso en la grada reafirma que el camino se sigue recorriendo juntos.