
1.500 rojiblancos en Anoeta: la afición como motor deportivo, social y económico
Lo que hoy es una buena noticia empezó como una preocupación real.
Para el partido de Anoeta frente a la Real Sociedad B, la primera cifra de entradas enviadas al Sporting fue de 400 localidades. Una cantidad claramente insuficiente ante las 1.721 solicitudes registradas, que dejaba fuera a buena parte de la Mareona pese al interés masivo por acompañar al equipo.
Ante esa situación, la Federación de Peñas Sportinguistas dio el paso de hacer visible el problema y pedir formalmente buscar una solución. A partir de ahí se abrió un proceso de conversaciones entre entidades que terminó cambiando por completo el escenario: la Real Sociedad habilitó nuevas zonas de venta y se desbloqueó el acceso a más localidades.
El resultado es claro y muy distinto al punto de partida:
alrededor de 1.500 aficionados rojiblancos estarán en Anoeta este sábado.
Un desplazamiento que no se entiende sin el reclamo de las peñas, el trabajo de la Federación y sin la capacidad de reacción que se ha producido cuando la voz de la afición se ha hecho escuchar.
Desde ahí se sostienen tres grandes efectos de este viaje: el económico, el social y el medioambiental.
Un desplazamiento con impacto económico real
La presencia de unos 1.500 sportinguistas en San Sebastián no es solo una imagen potente en la grada; también representa un impacto económico para la ciudad estimado en torno a 400.000 euros.
Alojamientos, restauración, desplazamientos internos, consumo y servicios turísticos durante un fin de semana convierten este viaje en un revulsivo para la ciudad.
Este caso sirve para recordar algo que muchas veces pasa desapercibido:
las aficiones visitantes no son un problema que gestionar, sino un activo que aporta riqueza allí donde viaja. El fútbol mueve emociones, pero también mueve economía y la Mareona vuelve a demostrarlo con cifras.
El valor social de viajar con tu equipo
Más allá del dinero, este desplazamiento tiene una lectura social muy clara.
Viajar a Anoeta no es solo estar 90 minutos en la grada: es reforzar una forma de entender el fútbol basada en las peñas, en la convivencia y en el derecho de los aficionados a acompañar a su equipo.
Durante estos días, las peñas han coordinado autobuses, han organizado grupos, han gestionado listas de espera y han sostenido la ilusión de cientos de personas que querían hacer este viaje. La Federación de Peñas ha actuado como paraguas de todas esas iniciativas, canalizando la demanda, defendiendo los intereses de los aficionados y manteniendo vivo un modelo de desplazamiento que forma parte de la identidad sportinguista.
Este caso muestra que, cuando la afición se organiza, la realidad puede cambiar: de 400 entradas insuficientes se ha pasado a un escenario en el que la presencia rojiblanca será notoria en Anoeta. No es un gesto aislado; es la consecuencia de tener una estructura de peñas activa y una Federación que asume su papel de representación.
Un viaje más responsable: sostenibilidad y seguridad
Este desplazamiento también incorpora elementos que miran al futuro.
Las peñas que viajan bajo el paraguas de la Federación lo harán utilizando combustible sostenible NEXA de Repsol, lo que convierte este movimiento masivo en un ejemplo de cómo se puede seguir acompañando al equipo apostando al mismo tiempo por opciones más respetuosas con el entorno.
A ello se suma que los peñistas contarán con la cobertura de un seguro de viaje de RACE, que protege frente a imprevistos y garantiza asistencia durante todo el trayecto. La combinación de organización, sostenibilidad y seguridad configura un modelo de desplazamiento moderno, pensado no solo para estar, sino para estar mejor.
La Federación y la afición, en el centro de todo
Nada de lo que va a ocurrir este sábado en Anoeta sería posible sin el impulso de la afición y sin la estructura de peñas que la sostiene. La mejora en la disponibilidad de entradas, el impacto económico que generará el viaje, el valor social de mantener vivo el desplazamiento y la incorporación de criterios de sostenibilidad y seguridad tienen un origen común: la capacidad de la afición para organizarse y la labor de la Federación para representar esa voz.
Los clubes son actores necesarios en cualquier negociación, pero son las aficiones las que dan sentido a los partidos, llenan las gradas y transforman un encuentro más del calendario en un acontecimiento colectivo.
En Anoeta habrá 1.500 aficionados rojiblancos, pero detrás de cada una hay mucho más: una peña, un viaje compartido, una Federación que ha sabido estar donde tenía que estar y una manera de entender el fútbol que no se resigna a quedarse en casa.
La Mareona viaja. La Federación la acompaña. Y juntas demuestran, una vez más, lo que significa ser del Sporting.